Cap a les clarianes del bosc

cami bosc

És cert que el nostre pensament salta jugant d’aquí allà fent connexions que molts cops són sorprenents, no tot han de ser línies rectes oi? Tot i que portem alguns segles lligats al discurs lineal potenciat amb la impremta no hem deixat de ser hipertextuals, el nostre pensament pot seguir una línia recta però hi incorpora salts aparentment inconnexos. Ho podem veure llegint l’Ulisses de Joyce seguint els pensaments del senyor Bloom, de qui tenim accés als seus pensaments. (Les paraules interiors o la parla interna que la que parla Vigotsky) Un altre exemple clàssic de la fuga de la linealitat però d’una altre manera és Rayuela de Cortazar que es pot llegir a salt de capítols.

Aquesta petita introducció em serveix tan sols per explicar-vos que mentre mirava un documental sobre els fractals on s’oposava la geometria euclidiana a la fractal m’ha sobrevingut una d’aquestes connexions que ens sobten molts cops. Mandelbrot troba l’ordre dins del caos en desvelar-nos la geometria fractal gràcies als recursos i la potència de càlcul dels nous ordinadors amb els que treballava a IBM. La geometria euclidiana és recta, llisa, sense rugositats, representa el nostre domini sobre la natura, mentre que la fractal és rugosa, irregular i és la forma amb la que construeix la natura mateixa. I entre llis i sinuós he pensat en Maria Zambrano.

“El hombre de Occidente aprendió a sentirse seguro cuando le resulta evidente su yo y el camino que de él deriva: el camino recto que es recorrido paso a paso sin que el yo, el sujeto del conocimiento sufra modificación alguna ni tenga que sufrir cambio alguno; es decir, sin que tenga que realizar más movimiento que el de la traslación con esa su mente, que se limita así a discernir, a separar, a unir, proyectándose ella misma. Por lo cual surgió la tarea, realizada con tanta honestidad por Kant, de examinar la estructura de esa mente. Al idealismo le tocó el discernimiento del Yo con caracteres ya de revelación… Así el camino recto Kantiano es siempre producto de una abstracción… Pero el camino corre, se mueve casi vivo cuando serpea y como un imperativo cuando aparece ante la vista recto; proyección de un designio de la vida, proyección de una voluntad… Más en ninguno de estos casos el camino se abre él mismo, como algo que pertenece al suelo terrestre, tan propiamente como sus accidentes y modulaciones… Sólo los ríos parecen ir por su cuenta… Y ciertos caminos accidentados, casí imposibles de seguir, señaladas por las pisadas del hombre sólo después de haber sido marcados por las huellas de los animales…
Si el camino sinuoso es la huella del animal-hombre, su sombra escindida, o la sombra de le escisión de su unidad, tan perdida en la noche de los tiempos, el rectilíneo es ya una verdadera construcción, un principio de arquitectura…

El camino recibido, es el camino que más vale llamar sendero, vereda, vericueto, trocha o camino de sirga, el camino recibido por el hombre y sólo ensanchado, cuando se puede, allanarlo a fuerza de ser recorrido. El camino que se abre por un accidente del suelo y siempre por el recorrido de algún animal. El camino señalado por el puerto y que es, ante todo, paso, apertura. Y ese otro que se encarama o desciende, que se enfila por donde no parece haber paso alguno, el que sobrepasa la “aporía”. El de la sabiduría secreta de la bestia, que corresponde a su saber y a sus posibilidades corporales, a su poderosa levedad, a la finura de sus sentidos, de sus pezuñas, y que pone de relieve su calidad de habitantes propios de la tierra como si ellas, las bestias, fuesen sus habitantes, sus dueños, mientras que el hombre, llegado después, es sólo su residente y, por fin, su extraño huésped dominador…
Y a medida que avance el historiarse de la humana vida, esos caminos recibidos irán siendo olvidados y, sobre todo, descalificados, aunque se usen. Y el tomarlos en cuenta, tanto como el aceptar algo recibido, parecerá como un defección, o como un desvarío.
El sendero recibido puede ser largo, escarpado y amenazador. Suele bordear el abismo, y se rompe cuando parece que va a llegar bajo el saliente de una roca, pico de un pájaro pétreo que hubiera devorado su propio pecho y con él este camino… La ligereza de la bestia lo salva con la metamorfosis de su cuerpo, pues que el mamífero puede hacerse como un pájaro y apegarse a la roca, deslizándose en ella como un reptil. Más el hombre perdió hace un tiempo inconmensurable la plasticidad que permite la metamorfosis, que sólo puede recuperar por una trabajosa educación, por una técnica adquirida sapientemente… ” (
MARÍA ZAMBRANO, Notas de un método, Editorial Tecnos, Madrid, 2011.)

El camí recta, pla, el de l’intel·lecte o la ciència el marcat per la geometria euclidiana molts cops ha aixafat amb les seves carreteres asfaltades els camins naturals, “el camino sinuoso es la huella del animal-hombre, su sombra escindida, o la sombra de le escisión de su unidad, tan perdida en la noche de los tiempos, el rectilíneo es ya una verdadera construcción, un principio de arquitectura…”

 

2 pensaments sobre “Cap a les clarianes del bosc

  1. Molt encertada la referència a Zambrano. La raó no pot anar per camins tan rígids, essent l’home tan contradictori i la vida tan plena d’obstacles. Per això la filòsofa clamava la raó poètica; un reflexionar sense apagar els sentits; un pensar fent cas de la intuïció. Però, malgrat la seva lucidesa, com construïm un pensament segur en un camí inestable? Difícil, molt difícil. Però cal intentar-ho.

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